LA LUCHA CANARIA

Autora: Eulalia Teresa Rodríguez

La lucha canaria es                                   

un importante legado                                      

que de nuestro pueblo guanche

Los canarios heredamos.

Usaban su fortaleza,

habilidad y picardía

mezcladas con su nobleza,

y la violencia prohibían.

Frente a frente en el terrero

dos luchadores están,

diferentes corpulencias

nos podemos encontrar.

Ellos estrechan sus manos

como señal de amistad,

y comienza la agarrada

que el árbitro aprobará.

Hace sonar su silbato

para la brega empezar,

evitando la violencia

y el respeto resaltar.

El bregador más débil

habilidad ha de tener

para desequilibrar al fuerte

y al suelo hacerlo caer.

A veces, con artimaña,

sin esperarlo el rival

le pega una levantada

y a tierra lo hace llegar.

La astucia del más pequeño

a todos va a entusiasmar,

contra el poder del más grande

que al suelo puede tumbar.

Cualquier parte del cuerpo

que tierra pueda tocar,

sin ser la planta del pie,

la luchada perderá.

El bregador victorioso

del suelo levantará

al contrincante vencido

y un abrazo le dará.

Deportividad y nobleza,

reglas de esta lucha son,

que el sentimiento canario,

aúna con gran tesón.

(Del libro  “En el andar del tiempo”)


EL PLANETA TIERRA ENMUDECE

Autora: Dulce Díaz

La tierra suspira de dolor

el sol quema a rabiar

el aire contaminado está

el ozono herido está y,

el amanecer envejece de tanto mirar.

Nuestro planeta llora,

llora a todas horas y,

en su lamento pide:

no me olviden, cuiden de mí,

que, yo cuidaré de ti.

Ahorita mismo, la conciencia dormida está,

pocos, miran mi mal y,

al mundo en general.

Amados míos, este mal hay que

pronto atajar;

de no ser así, muchos han de llorar

y mudo me he de quedar.

Algo, tendrá que pasar para el respeto encontrar

y, todos digan: frenar el contaminar;

para que el planeta tierra respire sin dificultad,

hable con libertad y, camine sin tropezar.

Bendiciones tierra querida

por hablar tu verdad.

No calles nunca pues,

tremenda crueldad a la que te has de enfrentar

cada día y,  me temo que, hasta la eternidad.

Parar, no saben, no quieren o mejor ignorar;

pues estar de paso no les hace pensar en los demás,

en el futuro ni, el otro caminar.

Años añorados de tanto llorar, e incluso, de respirar con dificultad,

quemarte, arrasarte, talarte, inundarte y, no poder hacer nada;

pues son otros poderosos los que ejecutan su verdad y,

la tuya, no la quieren escuchar y, menos aún, amar.

Por ello, enmudeces de tanto dolor soportar

sin poderte alejar, de ese cambio climático

del que muchos hablan pero, en el fondo,

miran a otro lugar  porque a ese amigo Don Dinero

todos aman hasta el infinito y, algo más.

A ese rólex, a esa fábrica incansable,

a ese avión imparable nadie le dice:

para ya, baja el ritmo, duerme de vez en cuando pues,

el planeta tierra enmudece.

Ahora enmudece, luego entristece y,

más tarde desaparece.


UN POEMA PARA MAMÁ

AUTORA: Rosario Valcárcel   

                   

Ocurre a veces que el tiempo del ayer

me traslada al chapoteo de los granizos

que apresaba en una palangana,

al chirrido de la tiza cuando jugaba al teje

y ganaba amigas inexistentes,

me transporta a los besos a escondidas,

a los suspiros y jadeos entre cirios

y campanas replicando a muertos.  

Ocurre a veces que el olor a la tierra húmeda

me recuerda a tu luz entre la sombra

al olor a Dios, a los adioses,  a tu cuerpo, cerca,

tan cerca, que adivino tu sonrisa,

tus ojos asomados en los míos

entregados al tránsito que nos acoge.

Entonces mi alma sale de mí y balbuceo

¿Mamá estás muerta o estás viva?

¿Puedes entrar y salir del cielo?

Alzo mis manos y me dejo arrastrar por el recuerdo:

¡No olvides, no se te ocurra, cuidado que ese chico no se propase!

¡Dios mío, nunca llegué a decirle lo mucho que la quería!

Ocurre a veces, el olor a tierra mojada me convoca

a un repentino y tierno abrazo con mi madre

a buscar la luz de la inocencia.

blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

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