Es imposible permanecer impasible ante tanta destrucción masiva de personas inocentes y escribir sin que esto nos afecte demasiado sobre banalidades y temas que realmente ni enriquecen ni favorecen la situación actual del mundo.

Es cierto que tampoco podemos caer en una depresión constante, porque entonces sí que sería un caos total, y entraríamos en barrena sin remedio. No podemos aislar nuestro intelecto y seguir ofreciendo y ofreciéndonos la cultura que es lo que nos enriquece el alma, el espíritu y el cuerpo.

Por supuesto que la cultura no va a resucitar a tantos y niños y niñas, vilmente asesinados por el capricho de conseguir más poder y más territorios, sin que este acto exija una justicia divina, humana... la que sea, pero sí puede educar esas mentes que están llenas de horror, terror y miedos. Según dijo el historiador griego Diógenes Laercio: “La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad”. También la novelista francesa, Simone de Beauvoir con una frase rompedora y sorprendente, dijo que: Es lícito violar una cultura, pero con la condición de hacerle un hijo. Y no menos contundente es esta frase que el novelista y ensayista checo Milan Kundera, expresó sobre nuestra cultura universal: La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir.

Desde esta humilde página de reflexión, en la que tengo el privilegio de emitir mi opinión siempre abierta, y que agradezco profundamente, les invito a como hacen los niños en el cole, sentarse en la silla de pensar e ir más allá de lo que nuestra mente nos permite, a ponernos en la piel de los violadores de vida, si es que podemos y también en el lugar más oscuro de los que han despojado de sus casas, de sus hijos, de sus madres y padres, de sus hermanos, de sus amigos, y que día a día lo único que ven es: devastación, horror, bombas, muerte y destrucción. Sinceramente no podría ponerme en el lugar de ninguno porque no entiendo tanta ambición, tanta incomprensión y que el resto del mundo solo podamos protestar, escribir o intentar llegar a las puertas del infierno a proveer de alimentos a una población que está muriendo de inanición mientras los privilegiados comemos, nos reímos, nos vamos de vacaciones, en resumen disfrutamos de una vida de lujo.

Creo que los gobiernos de este mundo (el resto), permanece impávido, enriqueciéndose con el dolor de los pueblos que sufren este acoso permanente que dura días, meses y hasta años. Niños y niñas que nacen con la guerra y mueren en ella. ¡Qué tristeza!

Los problemas cotidianos: enfermedades, situaciones económicas graves, escasez de vivienda, falta de valores, riqueza mal repartida... ya son suficientes para que cada uno y cada una tenga una preocupación que solventar cada día, y todo esto añadido a que estemos asistiendo en vivo y en directo a un espectáculo dantesco de cómo se produce un GENOCIDIO BRUTAL, me lleva a pensar que por nuestras venas no corre sangre.

Vuelvo a esta página a clamar porque sigamos desde nuestro rinconcito que nos permite libremente hablar y decir lo que pensamos, y me dirijo a los amantes de: conservar valores, fomentar la educación y la cultura desde las familias, los colegios, las comunidades de vecinos, las asociaciones culturales, los organismos oficiales cualesquiera que sean, y todas las personas en general amantes de la paz y el respeto,  el orden y la unidad de ideologías aunque sean diferentes y diversas.

Cuando lleguemos a este entendimiento, entonces y solo entonces seremos SERES HUMANOS. Por esto es por lo que reclamo:

MÁS Y MÁS... Y MÁS CULTURA

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