"La hora del cantautor" nace con la finalidad de que nuestros cantautores/as asociados tengan en esta revista un espacio donde dar a conocer alguna pincelada de su trabajo musical y de cómo nació. Comenzaremos hablando del mío como referencia a las características de la sección y así, mes a mes, iremos conociendo algo más de los cantautores/as que van pasando por nuestro programa de radio "La hora del cantautor, con la guitarra a cuestas".
Cantautor Carlos Chico
A veces, en la soledad de la noche, la mente dispara sus fantasías y vuela hacia mundos y seres imaginarios, o no.
Esta canción surgió en una de esas noches oscuras, sin apenas luna, donde la paz que se respiraba daba pie a dejarse llevar por esos caminos de estrellas que dibujaba el cielo, invitando a pensar como sería un posible encuentro con seres de otros mundos.
Que bonita que es la luna
Que bonita que es la luna
con su carita plateada,
en la noche más oscura
que me sumerge en la nada.
Las estrellas me acompañan
indicándome el camino,
mientras mi mente divaga
imaginando un destino.
Y como sin darme cuenta
en el borde de la huerta,
se me apareció una luz
y de ella se abrió una puerta.
Saliendo pequeños seres
provistos de gran cabeza,
que se iban acercando
y yo sin saber qué hacer.
Todo mi cuerpo temblando,
mi gato despavorido,
por patas salió maullando
por el hecho acontecido.
Fue entonces cuando escuché
muy dentro de mi cabeza,
unas vocecitas raras
pensé, serán las putas cervezas.
Sin saber de qué manera
ni como saque la fuerza,
les dije, ¿qué coño quieren?
pensé, ahora me descabezan.
¿De dónde son, de donde vienen?,
pregunte con gran torpeza,
mientras ellos se miraban
Diciendo ¿qué hacemos con este pieza?
Venimos de otra galaxia
para ver qué está pasando,
pues han llegado noticias
que por aquí la están liando.
¿Pero ustedes quienes son?
¿Tienen alma o son cíborgs?
¿Por qué vienen a mi casa,
sin llamar como es debido?
Te vimos solo y pensamos
vamos a hacer amigos,
parece que es buena gente
queremos hablar contigo.
Mientras que después se vayan
y aquí me dejen tranquilo,
saco unas cervecitas
y charlamos bajo el pino.
Y ya casi amaneciendo,
después de una noche intensa,
se fueron supercontentos,
sería por la cerveza.
Eso sí, con la promesa,
que para el próximo encuentro,
ellos ponen las cervezas
y mejoran el acento.
¡Ay, qué cosita me pasan!
me siento como abducido,
ya no sé si lo he soñado
o es que me encuentro aburrido.
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