Fue pasar el túnel y un torbellino de recuerdos asomaron ante mí. Abajo, se divisaba las casas blancas, y al fondo el mar. Hacía mucho que no la visitaba en coche. La conozco mejor a pie, por sus senderos, sus angulosas montañas, sus hermosos paisajes.
De pequeña iba más; es la tierra de mis padres, hasta que mi madre decidió un no. Ya se sabe, como diría… una madre influencer.
Pero el recuerdo perdura y mientras me aferraba al volante para contemplar el valle, sin perder el orden; Taganana se manifestaba grandiosa. También escuché a mi padre susurrarme al oído melodías mansas.
No fue hasta llegar al Bar Casa Picar, que me esperaba mi amigo Carlos, cuando cesó la nostalgia; después, aparecieron los amigos disfrutando del Metra.
De Mis paranoias II
12 enero 2020