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Maca Martinón

 

 

 

 

Cuando uno despierta

y se mira las manos y las mueve

como prueba de que está un día más bajo el cielo,

no piensa en la otra opción.

El tiempo apremia

y es preciso cumplir con nuestro horario

de buenos ciudadanos

-He dicho buenos, no libres ni felices.

Ese es otro cantar-.

Y así vamos, de tormenta a tregua,

de costumbre a cansancio

entre el calor y el frío.

Hasta que un día, al doblar una esquina

nos tropezamos con nosotros mismos

e, insolentes y absurdos preguntamos

quién es el que nos mira.

Este poema pertenece al libro La piedra y el obús de Cecilia Domínguez Luis quien plantea la eterna pregunta de quiénes somos. Y para dar respuesta a esta cuestión, Cecilia ha escrito en el pasado, escribe ahora y escribirá en los días venideros. Por fortuna para la Literatura, para sus lectoras y lectores.

Cecilia Domínguez Luis, la escritora incansable. Soñadora, idealista, rebelde, crítica feroz contra los abusos de poder, contra las injusticias. Creemos que en el espíritu de todos los presentes está latente nuestro más sincero reconocimiento a la escritora que sin lugar a dudas es la más fecunda de nuestra Literatura con un nutrido número de poemarios y relevantes novelas.

En este día especial en el que recibe el Premio Victoria Bridoux de Las Letras 2022 que concede ACTE, la asociación cultural canaria de escritores y escritoras, queremos reseñar someramente su amplia trayectoria literaria que inició en los años 70.

Cecilia Domínguez ha escrito narraciones de temática infantil o juvenil como Días de abril, Aquel verano, El viento en contra, Los niños de la lata de tomate, Fompi y Lío en la montaña de cristal, La luna en el agua, Entre tejados y La muchacha de ajenjo. Libros de relatos como Futuro imperfecto y Las terribles historias.

En el año 2009 se editó la novela Mientras maduran las naranjas, seguramente la más leída de esta autora, y en la que se “pretende recobrar, sin ira, la memoria de la Guerra Civil en las Islas a través de los recuerdos de Sara, una adolescente que vive el golpe de estado de Franco cuando tenía solo diez años.” Cecilia rescata la memoria de su tía María Luz, de sus padres, de su abuela Cecilia; con ello rescata la memoria colectiva y nos la entrega para recordar a tantos que murieron por un ideal como sus tíos. En el año 2018 aparece Y tú serás el río que viene a ser la primera parte de Mientras maduran las naranjas.

La novela Si hubieras estado aquí se edita en la colección G21 Narrativa Canaria Actual en 2013.  De ella escribió Eduardo García Rojas en su blog: “La nueva novela de Domínguez Luis va de personajes. Lo que significa que a la autora lo que le interesa es darle coherencia interna a las dos mujeres y tres hombres que incluye en su historia. Protagonistas, en especial los femeninos, que emocionalmente van a tener que rendir cuentas por su pasado. Relato construido a través de todos ellos, una primera persona que se refleja en forma de blog, un diario, un cuaderno de notas. Si hubieras estado aquí es una historia de frustraciones pero también anhelos en la que gravita una idea interesante sobre la pérdida de la confianza y cómo afecta a nuestra relación con los otros.”

Luego se edita en 2015 la novela El sepulcro vacío. Cecilia Domínguez escribió acerca de esta obra: “El origen de esta novela sí se basa en un hecho real que conocí desde muy pequeña a través de mi abuela. Una historia, la del marqués de la Quinta Roja, que desde entonces no he dejado de recordar sin sorprenderme. La vehemencia que puso mi abuela al contármela- no en vano su padre perteneció a la masonería- hizo que mi imaginación se llenara desde aquel momento de imágenes de jardines misteriosos, de peligrosos secretos y de magia.”

En el año 2020 colabora junto con otras escritoras canarias en la antología Generación 21: Nuevas Novelistas Canarias con su relato Y en eso, llegó Ariadna.

En 2020 ve la luz La sorriba, la novela que seguramente todos ustedes han leído ya. Sabemos que la autora realizó una labor de campo, una ardua investigación entre los descendientes de aquellas “valientes mujeres que tuvieron que afrontar el abandono y el olvido de sus maridos emigrantes, en épocas tan duras como los años 50”, como dice la autora en la dedicatoria de esta obra. La sorriba es otro hito en la literatura canaria porque es un triste y desgarrador relato que nos remite a épocas recientes de la historia de las Islas. Y por ello estamos agradecidos: por que haya una escritora que nos cuente a través de la literatura parte de nuestro pasado que de otra manera no hubiéramos conocido. La Historia con mayúsculas no habla precisamente de las mujeres.

Cecilia Domínguez ha escrito sobre su última novela, Icaria: “Un día el cielo se cansó de acumular desechos y los descargó en forma de lluvia infernal. Fue el día de la Gran Catástrofe que lo cambiaría todo.” Icaria es una novela distópica en la que el humor y la ironía plantean el reverso de una sociedad violenta y corrupta. Aparecen personajes animalizados, zafios y malévolos frente a otros luminosos que tratarán de salvarse dignamente.

Celebramos, pues, a la narradora Cecilia Domínguez Luis por su compromiso, su fuerza, su naturalidad, por indagar en el pasado para entender mejor este presente incierto.

En la antología Octubre, en la que aparecen poemas de los libros escritos hasta ese momento, Juan José Delgado, e.p.d., su querido amigo, su hermano literario, escribe un prólogo memorable pues en él no solo leemos sus interesantes visiones acerca de los poemas de Cecilia, sino que también se nos muestra un diálogo entre ellos dos en los que Cecilia explica diversos aspectos de sus poemas conformando con ello su poética. Hemos tomado de ese prólogo varias citas tanto de Juan José Delgado como de la propia Cecilia. Pensamos que de esta manera nuestro homenaje se ajusta con más fidelidad al espíritu literario de la autora.

Como sabemos, Cecilia Domínguez Luis nace en La Orotava en el año 1948. Dispone de una amplia obra poética, comenzada en los años 70’ y desarrollada de manera ininterrumpida hasta la actualidad. En palabras de Daniel Bernal, “Si algo cabe destacar de la obra de Cecilia Domínguez Luis es su capacidad de reinvención, dado que en cada nueva entrega bucea por cauces temáticos y formales nuevos” Y añade: “Otra cuestión capital digna de señalar es que la poeta aborda la escritura de tal forma que concibe y engendra libros unitarios, en los que los poemas confluyen en un tema particular.”

Tras una infancia y adolescencia entre libros y con una vocación para la escritura, marcha a Madrid para estudiar Historia del Arte en el año emblemático del 68. Abandona los estudios para reemprenderlos en 1977. Es el año en que publica su primer libro, Porque somos de barro.

En 1981 se publica el libro de poemas Objetos. Es la época de la tertulia del Arkaba, en la avenida Anaga, con los fetasianos Isaac de Vega y Rafael Arozarena. En esos años, las lecturas –dice Cecilia- “iban de Cernuda a Apollinaire, de Pedro García Cabrera a Quevedo; de San Juan de la Cruz a Agustín Espinosa; así, en aluvión, hicieron de mí una especie de cajón de sastre totalmente desordenado”.

En 1982 aparece Presagios de sueños en las gargantas de las palomas. Cecilia dijo de ese libro: “En este libro confluyen múltiples lecturas que me remiten a los simbolistas franceses, sobre todo a Baudelaire, también está Apollinaire, también los surrealistas canarios. Tal vez alguno de los poetas del 27. Todo ello es una mezcla algo compleja como fueron mis lecturas de aquellos años.”

De Presagios hemos seleccionado este poema:

Nacer de la boca de un pájaro

y quedarse en el vuelo.                                                  

 

Hay hombres

que susurran

o callan y se van,

pero anotan sombras sobre los caminos

para ir al encuentro de las abejas.

Sólo preguntas

bajo las ventanas.

Mientras, caen las adelfas

en su último encuentro con la noche.

 

Nacer aire

y quedarse

y olvidar que estás solo.

En 1987 publica Un cierto sabor ácido para los días venideros                                   cargado a la vez de serenidad e ironía, la poeta se centra en el tema amoroso tratando de conservar un paraíso perdido. De él elegimos este poema:

EL CÍNICO

Reconozco

que a veces es preciso hacer una parada

y confesarse inútil

para los días claros,

para el dolor en la cima de un tejado,

para la cocina francesa

o para los domingos invernales.

Pero

esta particular desfachatez

que hace que nos contemplemos en el espejo

con una deliciosa sensación de suficiencia,

es regalo exclusivo de los dioses

y tenemos que ser agradecidos.

Con Vísperas de la ausencia (1989) se contraponen los mundos de la realidad habitual en la que habita y el mundo de la memoria; los versos describen la noche oscura de un alma que sale del lugar del sentimiento para encaminarse al encuentro del cuerpo.

La poeta declara que el título Otoño de los dáctiles velos (1991) surgió de un juego que pronto se convirtió en un ejercicio de indagación sobre el propio vivir y sobre el lenguaje. Se publica más tarde 1981 – Poemas – 1992.

En Fábula y otros desconciertos (1992) el animal interviene en el escenario humano como un actor más en el gran teatro del mundo. Juan José Delgado escribe sobre el siguiente poema: “es evidente el uso de la ironía, del juego poético con el que consigue arrancar la sonrisa. Pero la poeta, como hiciera Baudelaire, hace de lo pequeño y trivial un asunto de alta poesía”.

PULGA TRAS LA OREJA DE ADONIS

No tengo el más mínimo

propósito de amarte.

Y mis antecedentes son magníficos.

Pregunta en los teatros,

en todas las tabernas de los puertos,

en las calles del mar,

en los parques antiguos.

Sí, no te amo, pero

es que me vence

la vocación de salto a caja abierta

y me gusta tu piel.

Quizás fuera prudente renunciar.

-Temo tus manos ágiles

sobre mi cuerpo- pero

ese aroma tan cálido

y tu vello ofrecido

en esta oscura complicidad del cine…

 

Oculta bajo el botón de tu camisa

esperaré el momento

de tu cuerpo desnudo

entre las sábanas.

Entonces saltaré

y serás mío

hasta que mi muerte nos separe.

Cinco años después (1997) da a conocer Y de pronto anochece, un poemario que da paso al espacio urbano y en donde aprovecha los instantes de luz que traspasan al ser antes de que caiga la noche. Juan José Delgado apunta sobre el siguiente poema: “Invita a sentir el amanecer a una vida nueva, tras un viaje que ha de realizarse para entrar en un presente que espera, en una ciudad abierta al mar, y  en donde se ofrecerá, como en los primeros tiempos, la tentación, la trasgresión. Ese primer pecado que también obliga a la salida del Paraíso”.

ARRIBO

Amanece.

La nave llega a puerto.

La ciudad se abre al mar.

No olvidemos el árbol ni la fruta.

Con anterioridad ha comenzado a internarse en el mundo narrativo con la colección de cuentos Futuro imperfecto (1994); con tales relatos intenta liberarse de algunos fantasmas cotidianos que se resistían a salir en los poemas. De ese modo recapitula lo aprendido hasta ese momento de lo que ha ido dejando la historia en su vida.

En el 2000 aparece Así en la tierra, un nuevo poemario del que Cecilia dice: “La memoria va a ser parte fundamental, si no única. (…) No hay nostalgia, pero sí un reconocimiento de lo efímero de las cosas, y por eso el viejo deseo del carpe diem con que se cierra el libro. Porque el reconocernos fugaces nos debe disponer a una unión con el latir inmenso de la tierra”.

Leemos varios poemas de este libro:

LÍMITES

Si alguna vez volvemos al misterio

es porque el mar aún duerme a nuestro lado.

Otro poema dice:

He abierto la ventana

y me he asomado al mar. En la memoria

el mes en que mi grito se derramó de pronto

y fui, a pesar del sueño.

Tuvo que ser entonces

cuando se preparó la despedida

para que no importara. Y ahora pesa.

Octubre, al fin y al cabo,

era un mes como otro;

pero era tiempo ya

de dejar el amor para otro día.

En el año 2000 también se publica Solo el mar: El mar como único principio organizador del libro aunque su gestación se produce por la propuesta del arquitecto Carlos Schwartz quien le entrega una serie de fotografías de imágenes marinas que le suscitan los respectivos textos poéticos.

En el 2002 ve la luz un nuevo libro de poemas: Doce lunas de Eros. Del que la autora comenta lo siguiente: “Los poemas de Doce lunas de Eros surgen como destellos de flash, casi a la medida de mis deseos. Corregí bastante poco. Eros siempre ha estado presente, de una manera u otra, en mi poesía y, tal vez por eso, el pequeño gran dios me favoreció en este libro. Siempre he pensado que el erotismo nace de la sugerencia y eso es lo que pretendí con estos poemas.”

Y más adelante concluye: “Todo el libro, al menos para mí, es una celebración al hecho de vivir y sentir por encima de todas las oscuridades. Acaso sea por eso uno de los libros que más amo.”

De Doce lunas de Eros, pleno de poemas deliciosamente sensuales, leemos:

AGOSTO

3-4

TE SÉ AJENO y te sueño.

Los corceles azules

cabalgan al incendio de la tarde

y la playa se tiende,

lasciva, entre la espuma

para esperar tu huella.

OCTUBRE

28

ENTRA, despacio, en mi alcoba,

úngete con agua de lluvia

y tiéndete, confiado como un niño,

para que yo transite por tu cuerpo.

En el año 2003 aparece la antología Octubre; en el 2005, el libro Azogue; en el 2006 Para cruzar los puentes.

Y en el 2007, El libro de la duda. En el Epílogo de este libro, Domingo Báez concluye: “Cecilia en cambio está sola con su duda, con ella misma, con su otro yo, que es un nosotros, pero la isla no es maldita, al contrario. Al contrario, la isla, en su epílogo, le sirve para otear el horizonte, para vislumbrar un mar infinito, para inaugurar un tiempo de frutos encendidos, para seguir dudando. Porque Cecilia no quiere cantar, al menos en este libro, lo que ha perdido, sino lo que desea, aunque sospeche que sus deseos serán rotos, que se irán, que se acabarán, que serán mortales. Y en esa duda persiste”.    

De El libro de la duda, leemos.

ARRIBO                                                                       

La luna entre las ramas.

Tu corazón creciendo

con la lluvia

y el mar con el secreto

de la sed infinita

de las rocas.

Allí, como un misterio,

el azul de la noche

nos confunde

y sólo nos sabemos

por la sal que rezuma

en nuestros labios.

En la herida del mar,

hay dos sombras que se unen

en la arena.

Mientras, caen las alas

y se arrodilla el ángel

y enmudece.

Todo, a través de ti.

Baste solo el aliento

de tu boca

rozándome los labios.

Y aunque cierres los ojos

esta noche,

yo seguiré sintiendo

cómo envidian los dioses

mi destino.

Después aparecen otros libros de poemas como Bestiario en 2008, y La ciudad y el deseo en 2009.

En el año 2014 se publica Cuaderno del orate (cuatro meses y un día). El subtítulo del libro parece que se refiere a una condena. Una pena que cumple alguien que está loca o dicen que lo está. Y que anota sus visiones y ensueños en el cuaderno, todos los días de ese encierro. Hemos oído contar a Cecilia que este poemario es fruto de una terrible experiencia personal. En él oímos el yo en diálogo con el tú, como en conversación consigo mismo. He aquí un poema de este sugestivo y alucinante libro.

PRIMER MES

DÍA 9

Yo no vivo aquí. No es esta mi casa ni la tuya

aunque parta el pan en la mesa y tuerza el gesto ante la llegada

del extraño

que socava el tedio con el que se adaptan mis raíces.

El círculo está vacío y temo que en él entre el grito de una flor o la cuerda

que intente atar mis manos junto a las brasas.

No es este el olor de tu piel.

Tú sabes muy bien que no entro en el juego de adivinar qué sombra

es la mía.

Sobre el tablero, sólo el aire

mueve, al azar, las piezas.

Profesión de fe, 2016, reúne 104 poemas en los que de manera concisa pero contundente, la poeta increpa a Dios y dicta verdades como puños. Es un poemario reflexivo y desgarrador. Cecilia muestra su alma descreída y reclama al Dios omnipotente sus promesas incumplidas.

Ángel Sánchez escribió sobre este libro. “En Profesión de fe  Cecilia Domínguez alude a obras y personajes del repertorio bíblico, casi siempre confrontándolos o contraponiéndolos a la realidad terrenal, en un punto de proyección reflexiva que devuelve a lo vivo lo pintado.”

De Profesión de fe hemos elegido estos poemas:

7

Nos grabaste a fuego la culpa.

Culpa de ser,

culpa por estar,

por hacer o no hacer en tu reino.

Pero yo me resisto

a ser parte de tu recua de esclavos.

 

78

Cómo es que pides paz

mientras salpicas de hostilidad los campos.

Las madres preguntan por sus hijos

y ante Tu mudez

todo se convierte en herida.

102

Hemos heredado de Ti

la soledad

y esa imperdonable indiferencia

con la que contemplamos

el dolor del mundo.

Cecilia ha dicho que trató de hacer una especie de juego de espejos entre el hombre del Neardenthal y el actual, en su libro La piedra y el obús, 2019. Este es un poemario fascinante que nos lleva con la pulsión del humano primitivo para entender quiénes somos y cómo de alguna manera continuamos siendo en la actualidad los mismos que aquellos: violentos, indiferentes y perplejos a la vez. Responde pues, cerrando el círculo,  a aquella primera pregunta de quiénes somos. Aunque habría que añadir que Cecilia posee una visión más amplia de la humanidad al apreciar su capacidad de amar y de crear. 

He aquí una muestra de sus versos. De la primera parte titulada LA PIEDRA

III

Un tronco en el suelo.

Pasa un muchacho y lo golpea

con una piedra

con un palo

con su mano.

Suena y resuena el golpe

los golpes.

Se acercan las mujeres,

los hombres y los niños de la tribu

y golpean otros troncos.

Golpean con piedras,

golpean con palos,

también con sus manos.

Danzan las mujeres

danzan los muchachos

y todos golpean, golpean, golpean

hasta el fin del día.

XV

Contempla el hombre la punta de sus flechas,

los cuencos, destinados al agua de lluvia,

a la leche que ordeña la mujer de sus días,

o la tibia sangre del gacel.

Se detiene en el lecho de hojarasca,

en el pequeño felino que duerme junto al fuego,

y escucha al alazán a cuya grupa

recorre cada día la llanura.

A todos les da nombres

y así los hace suyos.

Y de la segunda parte titulada EL OBÚS estos versos.

38

Confundido entre tanto desastre:

ciudades destruidas, niños muertos,

madres que se deshacen sobre la tumba del hijo,

la bota que aplasta, la bomba que aniquila,

mejor será que deje mi asombre en su sitio

y vuelva a mi natural indiferencia.

A propósito, me viene a la memoria

que he dejado con la sentencia a punto

al gallo cantador que me desvela.

Es hora ya de retorcerle el cuello.

 

39

Hay días en que me siento vulnerable

y me da por lamentar

que esa acción perversa entre electrones y neutrones

haya arrasado campos y ciudades

incendiado colinas y ennegrecido el mar,

y abro así de mi corazón las puertas

para que entre la culpa

-ese absurdo sentimiento que no tienen los dioses-.

Desde ella me miran

todos los enemigos que abatí

y, por un momento, siento como un desasosiego.

Pero enseguida pienso

que todo es cuestión de perspectiva,

y que, puestos en mi lugar,

ellos tampoco lamentarían mi muerte.

En el año 2021 ve la luz Antología publicada por la Academia Canaria de la Lengua.

Mientras nuestra autora escribía poesías y novelas, colaboraba con sus artículos en revistas señeras como Fetasa, Cuadernos del Ateneo, ACL: revista literaria, y en diversos suplementos culturales. Fue presidenta del Ateneo de La Laguna entre 1999 y 2001. En año 2011 ingresa en la Academia Canaria de la Lengua y en 2013 es elegida miembro del Instituto de Estudios Canarios.

Participa con entusiasmo y empeño en la vida cultural de las Islas a través de la participación en numerosos congresos y encuentros, como son las presentaciones de libros en las que ella generosamente se presta a glosar la obra de otro autor. Cecilia ha recibido numerosos galardones entre ellos cabe destacar el premio “Pedro García Cabrera” y el Premio Canarias de Literatura en 2015.

El 30 de mayo de ese año, el 2015, Cecilia pronuncia un discurso apasionado, certero y crítico en la entrega de los Premios Canarias. Nos gustaría leer las palabras más significativas, a nuestro entender, de aquel discurso. Recogemos aquí varios párrafos:

En este breve discurso pretendo recordar y homenajear a todos los Premios Canarias de Literatura, utilizando pequeñas frases o versos suyos, en un intento de demostrar que la cultura no puede ser individualista, sino una unión de diferentes voces, de hombres y mujeres, que tienen como objetivo la libertad y la unión de los pueblos.” (…)

Y más adelante continúa:

“Porque si deseamos construir un humanismo nuevo, no habremos de ahondar únicamente en nosotros mismos, con menosprecio de los restantes. En otras palabras: La humanización o sea, la cultura, es imposible sin una creciente igualdad democrática. Una sociedad igualitaria donde la imprescindible presencia de la mujer contribuya a su consolidación.”

Y así finaliza:

“Ya es hora. No es tarde ni temprano, porque todos sabemos que a veces es posible alzar la mano y detener el cielo. Porque no es verdad que el momento no tenga una salida. Si nos unimos para alcanzar un horizonte común, podremos llegar a ser caminos/ de esperanza hasta amanecer de nuevo/ con el llanto/ y la respiración /compartidos.

Con la mano en la mar, así lo espero.”

Así concluye el discurso Cecilia y con estas palabras queremos también terminar este sincero homenaje de las escritoras y escritores canarios a la mujer comprometida y generosa, a la intelectual íntegra y cabal, a la poeta del amor, de la reflexión, la del canto a la vida por encima de todo y de la esperanza. A la escritora incansable.

 

Finalmente, estos versos del libro Así en la tierra.

 

Ama

lo que el amor te ofrece

a luz opalina de este invierno.

Ahora, que aún te despierta

el latir de los pájaros.

 

MUCHAS GRACIAS, CECILIA

GRACIAS A TODOS

*Con motivo de la entrega del Premio Victorina Bridoux de Acte Canarias a Cecilia Domínguez Luis por su trayectoria literaria