María Ángeles Carretero Casar
María Ángeles Carretero Casar

Un abrazo observado a cámara lenta,

nos cuenta,

cuántas emociones y sentimientos

habitan en esos momentos

a las personas

que se entrelazan en un coqueteo.

Emociones de cariño y alegría,

emociones de seducción y pasión,

emociones de ligereza y amor,

emociones de traición e indiferencia.

Seres intercambiando emociones

y sentimientos ligeros y sutiles,

cada uno con su silencio,

haciendo vibrar sus cuerpos

en una danza de chispas

que iluminan el cielo

con fuegos y destellos de mil colores,

porque su unión es armonía

y guardan en su corazón la alegría.

Seres intercambiando emociones

y sentimientos de seducción y pasión,

producen una llama de frenesí,

creando un corazón rubí,

para hacer vibrar las cuerdas

de mil violines,

entre susurros y palabras.

Seres intercambiando emociones

y sentimientos de traición e indiferencia

se entrelazan en la perfidia,

apagando los colores

y destellos 

de una noche estrellada.

Un abrazo debe tejerse con

con lazos de amor y delicadeza,

no con lazos de tibieza,

para que la danza de esas almas

cobre vida y sus colores brillen

bajo el hechizo de la luna llena.

El tiempo se ha detenido,

entre caricias y miradas

porque el abrazo  

ha culminado

con la unión de dos almas.