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Alberto Omar Walls

 

 

 

 

 

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Enlace al AUDIO PRESENTACIÓN POR LAS CALLES DE LA VIDA 54:54 2

 

Presentación y diálogo por Alberto Omar Walls

 

Tiene razón Elena Morales cuando dice que este libro es una literatura para saborear despacio.  Borges, refiriéndose a Shakespeare, dijo que su exceso y el esplendor son típicos del autor de Stratford. Aquí encajaría, exceso y esplendor, para hablar de tu libro Por las calles de la vida. Porque quien sea incapaz de penetrar en su universo de imágenes (esplendorosas muchas de ellas) no va a poder cumplir el rito de saborear despacio su narrativa. ¡Prepárense a bucear en las profundidades de su literatura, abriendo capas de metáforas hasta alcanzar el corazón del relato! La vista, olfato, oído, el tacto, gusto… todos los sentidos se aúnan en una sinestesia continua para deleitar imaginativamente con las muchas historias, algunas mínimas, en las que nos regalan sus páginas. Y ya saben lo que es la sinestesia, esa capacidad intrínseca a muchos artistas que les confiere el don de entrelazar los sentidos, por lo que la música les permite evocar colores, recordar o hablar de un sabor, acabar experimentando su tacto o el impacto de múltiples imágenes visuales. Como le pasó a Marcel Proust en A la búsqueda del tiempo perdido, que usaba la memoria, los recuerdos anclados en los sabores, para narrar. Y de esa capacidad cerebral hemos de investirnos para estar abiertos, sutilmente predispuestos a adentrarnos en el universo cosmopolita de Felicidad Batista. Por las calles de la vida, es también el título del tango de Enrique Cadícamo que lo han tocado y cantado muchos artistas:

Por las calles de la vida

nos perdimos vos y yo…

Quién se va a olvidar las

penas

cuando esas penas

son como antojos…

Quién se va a tragar el

llanto

cuando ese llanto sube a los ojos

Desde el título nos advierte que van a estar presentes las músicas, las danzas, los pasos, los llantos, las copas de alcohol, las penas, o los antojos. Sabemos que los antojos son necesidades físicas y emocionales concretas, de determinadas preferencias cuando pica el bagre (hambre), sabores que a veces se relacionan con lo dulce, salado, la carne, el queso, el chocolate... Pero aquí, el antojo en el tango, es por la amada…y se acuerda de cuando chupaban en el boliche y, aunque tiene pena, está aún hasta las manos por ella… y sigue buscándole la quinta pata al gato, pero ella ya se piró…y lo dejó más perdido que turco en la neblina…

¡Son hermosos y melancólicos, de seres vencido, pero crueles con los sentimientos del otro o la otra, los tangos…! Ya están anunciadas la música y, sobre todos ellos, los tangos, aunque la escritora testimoniará más melodías y ritmos que le son muy queridos; y algo que es muy personal, y esencial, en el libro que son sus muchos viajes, y esa capacidad suya, de Felicidad, por refrendar los espacios en los que ha estado y vivido, con un ansia continua de volver. ¡Y las librerías!, aunque sean solo de paso; pero, son lugares a los que, muchas veces, ha vuelto, o querido volver…

Pregunta: Felicidad, qué hermoso te quedó el libro… No es autobiográfico pero sé que tienes muchos de ellos vivenciados. Y no has hecho como Julio Verne, imaginarte tanto el futuro como los lugares por donde transitan los personajes. No obstante, conociéndote, doy por hecho que la mayoría de los sitios que nombras ya los visitaste antes que tus personajes… ¿Son lugares que te dejaron huella?... ¿La vida tiene calles?

P: ('Something's Got to Give' samtaim cat tu geiv, fue la cinta inacabada de George Cukor, donde Marilym habría aparecido en la piscina totalmente desnuda); pero fue “Vidas rebeldes” la última película de la Monroe y la hizo con John Huston en 1961. Quizá su mejor película fuera esa, “Vidas rebeldes” (junto a los grandes Clark Gable y Montgomery Clift), que estaba basada en una historia escrita por su marido el dramaturgo Arthur Miller con quien tampoco fue muy feliz. Tú la rememoras, metafóricamente, pero icónicamente, en tu relato “Canción triste de country”, ¿Por qué? ¿Cuál fue tu experiencia concreta?

P: En este otro precioso de relato, La librería del faro, das una vuelta de tuerca a la realidad de los cinco sentidos e introduces, como las matrioskas, o cajas chinas, una realidad imaginada dentro de otra con lo que (en un juego de espejos), la realidad buscada se hace, paradójicamente, posible… Recuerdo aquel poema de Neruda que decía: Yo te amo para comenzar a amarte,/para recomenzar el infinito/y para no dejar de amarte nunca:/ por eso no te amo todavía.

Al hilo de tus relatos, porque en ellos también muestras paradojas. ¿La vida, está llena de paradojas?

P: En Tango nocturno, escribes: “Maleva, refugiada en la noche, susurra una canción que la desangra”. “Maleva, Maleva, Maleva, musita cada noche aquel hombre de nieve en el pelo, desde la otra vereda… Si la llama, si la sigue llamando voz en grito, ella desparecerá para siempre. Desde aquella noche en que se dio la media vuelta, giró, abandonó el teatro del brazo de otra y no regresó, él la busca en sueños”... Situación que se repite en muchos tangos,

P: … ¿Qué te sugiere todo ese abandonar, dejar en el camino tirados en medio de las calles de la vida, a seres  que no olvidan nunca?…

P-: En La poeta beat, cambias de registro musical, como en otros relatos, aunque continúas con los contenidos melancólicos y frustrantes. Aquí se habla de la librería de San Francisco que fundó el movimiento beat y no cerraba de noche, a lo Tarantino. Este relato está basado en el último concierto que dieron en EEUU antes de separarse los Beatles…Porque tu personaje Janis Joplin, le confiesa al final a la protagonista del relato, que la veía como una Eleanor Rigby, si no “zurciendo sus medias en medio de la noche cuando no hay nadie allí”, como dice la canción de MCartney y Lenon, sí a punto de cumplir el triste final de Eleonor metida entre sombreros…

Interesa tu historia personal de este relato… ¿Qué puedes contarnos como referencia?

P: El tango, curiosamente, la única definición que Borges aceptaba y que pertenece a Lugones es la que afirmó de forma sinuosa “El tango, ese reptil de lupanar”… A Lugones no se le podía coger a broma; recordemos que el gran Leopoldo Lugones, en febrero de 1938, en una pensión del Delta de Tigre pidió una habitación y se encerró. Escribió una carta de despedida y la dejó sobre la mesa. Lo encontraron en la cama, retorcido, con el rostro violeta. Había mezclado whisky y cianuro. Y decía en la carta: “Que me sepulten en la tierra sin cajón y sin ningún signo ni nombre que me recuerde. Prohíbo que se dé mi nombre a ningún sitio público. Nada reprocho a nadie. El único responsable soy yo de todos mis actos”. ¿Felicidad, es el tango un reptil de lupanar o es indefinible, y no se puede apresar en palabras?...

P: No le gustaba a Borges esa cadencia triste del tango, que además se la acentúa el bandeón; pero que con las letras tristes, de gente acabada e infeliz, parece que siempre le cantan al dolor, la ausencia, el abandono, a la nostalgia… Él prefería, al parecer la milonga, que es más alegre… ¿O lo decía para no caer subyugado ante el pesado poder del tango, ya que él tenía ciertas razones para sentirse abandonado por la vida? ¿Qué opinas, tú, que has conocido gente que lo trato…?

P: Seguirán hasta un total de 24 relatos Dos copas, Canción para un adiós, está basado en una canción “Los molinos de mi corazón: Les moulins de mon couer”… Blues de luna (río de la calle). Se hace protagonista el Ladrillito con Tango iluminado. Él lo ha visto todo, lo sabe todo…porque había estado siempre en el desaparecido Cabaret Chantecler, que demolieron, derribaron, como les ha pasado a tantas ciudades… Porque las ciudades, o sus ciudadanos, olvidan…La memoria, junto al olvido, son constantes en el libro…como se dan en La bailarina: borrar los pasos en la arena de la playa para ser expulsada de la memoria… Háblanos de la memoria y el olvido. ¿Es el olvido tan seductor?

P: Superar el sufrimiento, más que el dolor, que es inevitable (como dijo Buda) ¿Qué significa para ti ese concepto arrabalesco, o arrabalero, que te lleva a testimoniar todas esas experiencias cadenciosas, tristes, de seres acabados, sufrientes? ¿Por qué los amantes en estos relatos no se dicen los pensamientos, no se cuentan la verdad de sus sentimientos; por ejemplo en Canción para un adiós?

P: Prácticamente todas las narraciones de tu libro estás llenas de imágenes muy sugerentes, metáforas que le inspiran al lector una profundidad humana y sensibilidad extremas…, como el homenaje a las palabras en La palabra habitada… Vayamos, por fin, al titulado Sombras de tango, que comienza así: “Enciendo la radio ante la mirada reclamante de mamá. Hay una estrella que parpadea y se asoma solitaria, por la ventana. Las hojas danzarinas del limonero tratan de interponerse, pero, desgajada de su constelación, aparece cada noche para escuchar Radio Mar Continental. Acomodo a mamá en la cama con los almohadones que ella bordó. Balbuciente, me pide el espejo para ver cómo le pinto los labios de carmesí, pero apenas le quedan fuerzas para sostenerlo…” Y escucha el programa del locutor Aldo Gaudieri, “Sombras de tango”, porque “alfombra los tangos con un tono sinuoso”… Empieza la larga relación de tangos, el bandeón triste que gime ausencias con un tono a café amargo. Le sigue la morocha ingrata, la gran Mavela cantada por tantos es otra, pero la misma que ya escuchamos en la pág. 21. Mujer de sangre maleva, malevaje, la maleva…mujer de arrabal. A las Maleva la cantan todos, hasta Carlos Gardel en 1922. Escribiste: “Las notas del bandoneón se arrastran, quiebran, elevan, tocan el cielo del teatro y caen junto a los labios de Maleva. Ella ya no canta al público, que la escucha en palcos y plateas. Imagina que él está de pie junto a alguna columna…”. Y Aldo, la voz de la  radio, recuerda a grandes cantantes, a la gran Libertad Lamarque (que a mí me encantaba de pequeño en sus tristes y cadenciosas películas)… Aldo sigue con La cumparsita. Hay drama en La Cumparsita: re mi re do… ¿quién no la ha escuchado alguna vez?… también las melodías de gran Piazzola. Después la narradora nos desvela su propio nombre a través de otro tango, Malena (porque tiene nombre de tango, dirá la letra). Por cierto, en Música para un sueño tocas las notas de las Hojas muertas de Prevert y Kolman; luego, el locutor, Aldo, misterioso spoiler, le dará el último motivo para despedirse del mundo a la mamá, con su trémulo Volver en sus temblorosos labios. Y mientras cerraba los ojos, oía aún cantar a Gardel diciendo el poema de su amigo Alfredo Le Pera, quien le escribió la letra un año antes de morir los dos en un accidente al chocar dos aeroplanos a punto de despegar sobre la pista del aeropuerto de Medellín. Gardel la interpretó en la película El día que me quieras… ¿Qué hay de autobiográfico en Sombras de tango?

P: ¿Recuerdas todas las letra? ¿No?, para terminar nuestro diálogo, te recito y medio canto, aquí y ahora, el poema de Alfredo Le Pera para la canción Volver…  ¡Es todo un tangazo!

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Editado por Escritura entre la nubes

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