Angeles-Carretero-Casar
Ángeles Carretero Casar

Desde hace algún tiempo vengo a un bosque que se encuentra sobre una colina. Me gusta perderme por caminos polvorientos y sentarme a escuchar la voz de la tierra; me gusta reflexionar y sentir los beneficiosos efectos de los aromas que desprende la naturaleza, me hace sonreír llenándome de serenidad y alegría, esa paz me ayuda a reflexionar sobre mi vida y a tomar decisiones. He descubierto un camino que hasta hoy estaba escondido, me he adentrado y he visto tres robles. Me llamó la atención el del medio, roble majestuoso y poderoso. Mi vista alcanzaba montañas lejanas que en invierno se cubren de nieve blanca. A partir de ese día, cada mañana me siento bajo las ramas del sabio roble para sentir su fuerza que tanto necesitaba.

Después de unos meses de hablar con el viento, oí: “¿cómo estás hoy?”, una voz clara, profunda y melodiosa, me sobresaltó, me levanté para ver quién estaba allí.

–“No debes tener miedo, hace mucho tiempo que te veo. Vienes a pasear, a reflexionar y te sientas en la tierra para coger fuerzas. Hablas y hablas con el viento lanzado tus anhelos, pesares y alegrías. Sientes una profunda nostalgia de tu “Árbol Sagrado”, porque junto a él tuviste una experiencia maravillosa, y, te hizo comprender enigmas que en ese momento te estaban velados; ahora ha llegado el momento de desvelarte otros secretos”.

–En estos momentos de cambio vienes para hablar y sacar de tu alma el peso que te ahoga pues no sabes hacia dónde ir ni qué hacer. Estás en un cruce y temes equivocarte. Los cambios producen incertidumbre y la sombra del miedo parece más grande y terrorífica de lo que es. Buscas experiencias, viajar por el mundo invisible de la tierra y del universo. Sientes nostalgia de recuerdos de un pasado lejano pero cercano.

–Hay muchas personas que piensan o creen que los árboles, plantas, flores, animales, todo lo que vive en la tierra -a excepción de los seres humanos-, no hablan ni sienten; pero se equivocan todos tenemos alma y formamos parte de esa alma inmortal, esencia de la fuerza de vida, que es la que nos hace ayudar a los demás, de cualquier especie y en cualquier lugar.

–Hay muchos incrédulos e ignorantes que no respetan el medio donde viven y van matando a la Madre Tierra, guiando a la Humanidad a un desastre sin igual. Son mentes torpes y obtusas, pues creen que pueden vencer a la Naturaleza. Es de egos ignorantes pensar que Gaia puede ser vencida, ya que es obra Divina y seguirá en pie hasta el final de los tiempos, en cambio, los seres humanos sois efímeros y al mismo tiempo, maravillosas obras divinas.

–El ascenso de un hombre por encima de lo terrenal conduce al origen. Al lugar de la conciencia donde no hay diferencias, ni etiquetas, ni formas, solo existe la llama primigenia, donde todo es nada, y, nada es todo, porque habita la chispa divina que, aunque la habéis olvidado es vuestra”.

Mi corazón latía con fuerza por la excitación y alegría, era la revelación de otro enigma: “todos los seres vivos del planeta estamos entrelazados por lazos dorados que nos permiten oír la voz de la fuerza de la vida, esencia de la creación, alquimia de la transformación manifestada en colores, fragancias, árboles, tierra, agua, seres, cuya voz es el silencio de nuestra alma”.

Madre Tierra necesita nuestra ayuda para seguir cuidando de nosotros en nuestra aventura. El cuerpo humano no puede caminar sin aire, no puede vivir sin agua, no puede comer si no hay tierra…, en definitiva, no podemos vivir sin la Naturaleza.

Como decía Herman Hesse: “El bosque te sugiere que lo escuches con atención”.