TOMÁS

Tomás G. Ahola nació en Cobres, provincia de Pontevedra, a orillas de la ría de Vigo, de padre gallego y madre finlandesa. Como peleó su nacimiento, llegó dos horas tarde y, como castigo, en lugar de nacer en viernes 13, vio su primera luz un sábado 14 de febrero, por lo que sus padres, haciendo gala de un retorcido sentido del humor, decidieron llamarle Tomás Valentín. A modo de represalia o premonición ominosa, el día que lo trajeron a casa del hospital a alguien se le ocurrió decorar el techo del Congreso de los Diputados con unos agujeros de bala.

Se licenció en Filología Clásica por la Universidade de Santiago de Compostela y cursó estudios predoctorales de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la misma universidad. Sin embargo, su desmedida pasión por los libros y su curiosidad enfermiza lo llevaron a abandonar su tesis doctoral para autoesclavizarse en el sector privado (ahora lo llaman "emprender").

En 2005 fundó Edizer, una empresa de servicios editoriales que derivó, en 2007 en el nacimiento de Urco Editora, sello dedicado a la literatura fantástica en lengua gallega, y en 2011 la editorial Contos Estraños. Alrededor de estas dos editoriales se gestó y creció un grupo de autoras y autores gallegos llamado Xeración Estraña ('Generación Extraña'), que supuso la llegada a la madurez de la literatura fantástica en lengua gallega.

Como complemento a Urco Editora, fundó también Sacauntos Cooperativa Gráfica, una imprenta cooperativa dedicada a la impresión de libros.

También es, desde hace varios años, responsable de publicaciones de la Fundación Vicente Risco y traductor al gallego de la parte de la obra risquiana publicada en castellano por imposición del franquismo.

Además de editor, cuenta con una larga carrera como traductor literario. Es responsable de traer al gallego y al castellano numerosas obras del finlandés, de autoras y autores como Sofi Oksanen, Arto Paasilinna, Pasi-Ilmari Jääskeläinen u Olli Jalonen, entre otros muchos, publicados en sellos como Salamandra, Rinoceronte, Ediciones B o Kalandraka. Recientemente ha publicado una traducción rítmica del Kalevala, la epopeya nacional finlandesa, consistente en 23.000 versos. Como traductor de lengua inglesa, destaca su trabajo trayendo al gallego la obra completa de H.P. Lovecraft y de otros clásicos de la literatura fantástica y terrorífica, así como autoras y autores más modernos de la talla de Ursula K. Leguin, Philip K. Dick, Terry Pratchett u Orson Scott Card.

Como escritor, desarrolló el principio de su carrera en lengua gallega, con novelas como Galiza Mutante, Poder Nuclear! (Urco 2011), Alaia e a deusa (Urco, 2013), Derradeiro bis en catro corenta (Redelibros 2014) o Visitantes da estrela vermella (Boadicea 2021). De entre sus colecciones de relatos, destaca Manual de medo, noxo, vicio e morte (Contos Estraños, 2019) y Da fría e distante estrela polar (Urco, 2014), esta última traducida recientemente al asturianu por la editorial Radagast bajo el título El reloxeru de relós xigantes. También publicó la colección infantil "Os libros da merenda", bajo el pseudónimo Martinho Terrafria (Urco  2015).

En 2017, haciendo caso a sus articulaciones maltrechas, emprende, junto con su compañera Álex Bayorti, la aventura de bajar a Canarias a lomos de su furgoneta camper, cargada hasta las trancas. Desde entonces viven en la isla y no tienen pensado marcharse.

Es en las Afortunadas donde ambos deciden crear el sello editorial Fuerte Letra, concebido durante un viaje en tren de San Petersburgo a Pekín y sublimado durante la Pandemia. En Fuerte Letra vieron la luz su novela Nasty Boys in america: la historia de la banda canaria que 'casi' conquista EE.UU. y el poemario Visados extraños y (des)amor cósmico, sus primeras obras en castellano.

Cuando el ámbito de la literatura le deja algo de tiempo libre, lo dedica a maltratar una guitarra eléctrica en las bandas Panthyger (heavy metal) y The Valentines (punk metal), y a viajar en busca de la frontera más disparatada y lejana posible, espoleado por Álex.

Cuentan que, cuando no está encerrado en su oficina, es posible verlo alimentando a los peces ("pescar" no es el término adecuado), o enriscado en algún sendero de la isla.

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