¿De qué va esta colaboración? Pues de dar y compartir, con todos los que se acerquen a esta revista de unión y participación desinteresada por parte de sus componentes. Además, va de crear una relación virtual maravillosa vivida con pasión e intensidad porque estamos para experimentar la VIDA, en términos de experiencia y saber. No cabe duda que habrá acuerdos y desacuerdos en lo aquí expresado, pero ello no será lo importante, lo importante consiste en acceder a otras interpretaciones de una realidad que nunca es absoluta y que nos puede enriquecer en cualquier sentido.
Frase de Katharine Hepburn:
"El amor no tiene nada que ver con lo que esperas recibir, sólo con lo que esperas dar, que es todo".
Reflexión: Amemos toda una vida, un año, un mes o un instante, pero amemos con intensidad, adoración, pasión y con consciencia, desde una flor a una mariposa, desde la yerba hasta los árboles, amemos a los animales, el mar o el cielo, a las personas conocidas o desconocidas, amemos y amemos…
LAS TRES con Ray Charles - Georgia On My Mind
Estoy ardiente, quiero definirlo mejor: estoy ardiendo, excitada y sola, en una noche anónima de verano, entre la divagación y los componentes de la racionalidad, que me parece que no tienen a esta hora poder alguno sobre mi persona, porque le pregunto a un ladrido de perro lejano por qué ladra, qué hago despierta mirando un frío cielo despejado y por qué está posada sobre mi cabeza la estrella Polaris. Lógicamente no me contesta, así que cambio de tercio cuando aparecen en mi cerebro varios recuerdos. No sé por qué me vino a la memoria un tren con sus raíles negros apoyados en una base verde, que apareció bajo el árbol de Navidad cuando no había cumplido todavía los siete años; y aquel baño en el río Caroní donde esperaba pescar pirañas… Descarto ambos recuerdos, pues en estos momentos no me sirven, sin embargo, hay otro más, placentero, algo difuso, que se va aclarando paulatinamente a medida que compongo estos versos para la hora tercera:
LAS TRES
Encontrándote bajo el cielo del norte isleño,
en el aire que decora los paseos que me doy por tus caderas,
veo danzar los brazos que quebraron mi orgullo,
ceñidos a las piernas que doblegaron mis flechas.
¡Aquí me tienes! En esta hora tercera,
protegiendo con mis ojos, un nido que incuba
el sabor de las manzanas verdes, el bocado fresco
a la pella de gofio con higos secos del verano,
y un silencio que jadea en mordeduras fluorescentes,
perdiéndose, en tu tacto de voces leves que se contonean
hasta brotadas llanuras, húmedas de fluidos,
donde la llama se enciende,
y, donde yo te llamo masculino, en esta tercera hora de amor,
tambaleándome trémula, ebria, pura, y hembra…
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