Yeroboam-Perdomo-Medina
Yeroboam Perdomo Medina

Suceden los rostros encerados, 

suceden los labios y su cianosis, 

sucede la palabra amarilla, 

sucede el verbo inimaginable, 

sucede el invierno y su inclemencia, 

y sucedes tú; 

sucedes constantemente y no desapareces, 

y pensando que sucedería, 

que te olvidaría, 

finalmente, no sucedió. 

Mas sucede el no poder respirar, 

sucede una canción y sucedes tú, 

sucede un verso y sucedes tú, 

sucede siempre una lágrima 

en espera detrás del lagrimal, 

sucedes tú y tu mirada enredada  

entre mis tripas irracionales y revolucionarias. 

Y sucedió lo inevitable,

pues sabiendo que podría suceder, 

entre tú y yo, 

sucedió.